domingo, 14 de octubre de 2007

brosciutto

Ese era su dilema en esa noche rara. Le urgía encontrar la imagen que era. Realizó una minuciosa inspección moral. Rriú era más grande, nunca se volvían a encontrar. Desconociendo cómo llegó allí, debía lograr. Se trataba pues de sí.

Abriéndose a la verdad [de sí] azul tras azul regalando su intensidad, partiendo su amor, hinchándose. Y la otra incorruptible, firme. Pedregoso, herrumbrado, trémulo, pisaban sus pies. Claro, la ilusión del espejo. En lugar de en vivo. Sutil presencia, que todavía no había ocurrido. Nunca habrá un final.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

siempre hay una imagen detras y las presencias no son sutiles, son presencias...como esta...que ha ocurrido...y talvez si hay un final...ojala no

Ferdinand dijo...

Nunca habrá final cuando la presencia se hace eterna en alma pensamiento y corazón... y cuando el viento, la lluvia y la luna hacen su efecto, las gotas se vuelven más transparentes que nunca y se ve un mismo reflejo, un solo espejo, una sola mirada..."Abriéndose a la verdad [de sí]"
te amo mucho Nish, anoche te ví en mis sueños y te abracé tan fuerte como pude. te amo